"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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05-09-2017 |
Rolando Astarita
En la nota anterior decíamos que las empresas multinacionales son un motor fundamental de la globalización, y que en todos lados presionan por la libertad de comercio y del movimiento de capitales. Agregábamos que estas corporaciones gigantescas “ necesitan que el planeta se conforme como un campo de maniobra en el que se despliegue a plenitud la explotación global del trabajo, aprovechando los bajos salarios y otras condiciones favorables para el capital” . En Valor, mercado mundial y globalización escribimos, en el mismo sentido, que las corporaciones más concentradas buscan que “el planeta se conforme como un campo de maniobra en el que se despliegue a plenitud la dialéctica de los capitales en proceso de valorización. Para esto reclaman seguridad jurídica, desmantelar toda traba al movimiento trans-fronteras de los capitales y el desplazamiento de todo gobierno que se interponga en sus objetivos” (p. 358). En definitiva, se trata de garantizar “los derechos universales del capital”. Un objetivo que determina, en lo fundamental, la política de las instituciones internacionales (FMI, BM, BIS, OMC, OCDE, Consejo de Seguridad), de las alianzas militares –la OTAN en primer lugar- y de los gobiernos de las grandes potencias. Las tensiones y contradicciones entre los Estados (o gobiernos) y sus corporaciones se desarrollan dentro de este marco.
Parece claro entonces que la base de este impulso son las grandes unidades del capital. Estas son el resultado histórico de los procesos que Marx llamó de concentración y centralización del capital (véase El Capital, cap. 23, t. 1). La concentración hace referencia a la reinversión de plusvalía por parte de los capitales individuales, con el fin de ampliar la escala de la producción. La centralización alude a las fusiones o compras de empresas. Pero además, incesantemente los capitales son impulsados a avanzar en la concentración y centralización, so pena de perder la batalla en la lucha competitiva. Por eso, al tiempo que aumenta el poder de los capitales, se intensifican las guerras de precios –las hemos visto últimamente en el acero, petróleo, petroquímica, teléfonos celulares, líneas aéreas, paneles solares, transporte marítimo, entre otras actividades- y los fenómenos de sobreacumulación y sobrecapacidad productiva, que caracterizan a la economía mundial en los últimos años. En esta nota presentamos algunos datos que muestran el grado que alcanza hoy la concentración del capital.
La concentración del capital globalizado en cifras
Una medida de la concentración del capital nos la proporcionan los rankings elaborados por Fortune . De conjunto, en 2016, las 500 mayores empresas de Fortune Global tuvieron ingresos por 27,7 billones de dólares; beneficios por 1,5 billones; y emplearon a 67 millones de personas. Las empresas estadounidenses dominan la lista, con 132; sigue China con 109 y Japón con 51. Dado que este ranking se elabora en base a los ingresos, el primer lugar lo ocupa Walmart, con 485.000 millones de dólares. Esto es más que el PBI de Polonia o Bélgica; y más que el PBI de otros 164 países. Agreguemos que Walmart ocupa 2,3 millones de personas. Según Global Justice, de los 100 gobiernos y corporaciones con mayor riqueza en el mundo, 69 son corporaciones y solo 31 gobiernos ( http://www.globaljustice.org.uk/reining-corporations ).
Otra medida de la fuerza de las corporaciones concentradas es la aplicada para confeccionar la lista Forbes Global 2000, que las ordena en base a un índice ponderado de ingresos, beneficios, activos y valor de mercado. La lista 2017 tiene empresas de 58 países que de conjunto reciben ingresos por 35,3 billones de dólares, obtienen beneficios por 2,5 billones, poseen 169,1 billones en activos y un valor combinado de mercado de 48,8 billones (todas las cifras corresponden a 2016). Las empresas estadounidenses son las más numerosas, 565, seguidas por China y Hong Kong, con 263. Transcribimos las 25 primeras de la Forbes Global 2000; las cifras están presentadas en miles de millones de dólares:
También es ilustrativa la situación en EEUU, el país más avanzado. Según un estudio del McKinsey Global Institute, publicado poco antes de la crisis financiera, encontró que en tanto las multinacionales representaban, en 2007, menos del 1% de las empresas estadounidenses, empleaban el 19% de la fuerza laboral y generaban el 23% del valor agregado en el producto interno (“Growth and competitiveness in the United States: The role of its multinacional companies”).
Como complemento a lo anterior, en la siguiente lista presentamos las 25 primeras multinacionales no financieras ordenadas por activos externos y totales, y ventas externas y totales, en millones de dólares, Wold Investment Report , 2017, UNCTAD:
Destaquemos también que las multinacionales de propiedad estatal juegan un rol importante. Si bien son 1500, el 1,5% del total de las multinacionales, representan el 10% de todas las filiales. 15 de las 100 principales multinacionales no financieras a nivel mundial son estatales. También son estatales 41 de las principales 100 multinacionales de los países en desarrollo o de las economías en transición (UNCTAD). Lo cual evidencia que los Estados nacionales no han sido un impedimento a la internacionalización del capital, sino más bien lo contrario . Señalemos también que más de la mitad de las multinacionales estatales tienen su sede central en países en desarrollo o en transición; y aproximadamente una tercera parte en la Unión Europea. El país con mayor porcentajes de empresas multinacionales de propiedad estatal es China; tiene el 18% del total, 257 empresas. Le sigue Malasia, con el 5%, 79 empresas; y en tercer lugar India, 4%, 61 empresas. Los principales sectores en los que actúan las multinacionales estatales son finanzas, seguros y bienes raíces; electricidad, gas y servicios de saneamiento; transporte; minería; holdings.
Una conclusión que se desprende de estas cifras es que es absurdo pretender oponer a esta concentración del capital un programa de vuelta a la pequeña empresa, como acostumbra el socialismo pequeño burgués (en paralelo con sus programas estatistas nacionalistas). Estamos ante gigantescas concentraciones de capital que, como hemos visto, superan incluso -por volúmenes en el giro de negocios, por poder económico- a muchos Estados (y los Estados capitalistas, por su parte, contribuyen a la concentración globalizada del capital). La verdadera contradicción está planteada entonces entre la concentración de la propiedad en un polo, y la subsunción de miles de millones de personas como asalariadas bajo el mando del capital, en el otro . En su folleto Del socialismo utópico al socialismo científico , Engels lo explica. La idea central es: los productos son creados socialmente, pero son sometidos a una forma de apropiación que presupone la apropiación privada. Esto es, los medios de producción son creaciones sociales, y la producción es social (intervienen millones de personas), pero cada capitalista es dueño de su producto y como tal acude con él al mercado. Pues bien, en esta contradicción entre producción social y apropiación capitalista se encierra, en germen, todo el conflicto de los tiempos actuales. Y se manifiesta en el antagonismo entre la clase obrera y la burguesía. Este es el fundamento último del programa socialista.
Fuente: https://rolandoastarita.blog/2017/09/01/concentracion-del-capital-y-globalizacion/
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